La historia de un sueño… despierta tu belleza
Seshai Care nace fruto de años de trabajo e investigación científica, con el objetivo de proporcionar un cuidado selecto e integral, garantizando resultados más efectivos y seguros.
Nuestros laboratorios, dotados con los últimos avances tecnológicos desarrollan cosméticos de alta gama, mediante el empleo de fitocompuestos, principios activos y nutrientes esenciales de gran pureza, que contribuyen a la limpieza, desintoxicación y regeneración de la piel.
La filosofía de Seshai Care no interpreta un producto cosmético como “una lista de ingredientes” si no como una formulación sinérgica donde la interacción entre la mejor botánica y la célula es un hecho. La piel es transformada en una membrana de interacción, para dar paso a una piel recuperada y bella.
Nuestro compromiso al ofrecerte una línea de cosmética avanzada con elevada concentración en principios activos es una característica que dibuja una prometedora selección de productos que satisfagan las necesidades de las pieles más exigentes. La colección ofrece experiencias multisensoriales, cada producto se ha perfeccionado de forma selecta. Una promesa de belleza eterna.
Un sueño…
Quiero contarte que Seshai Care es una solución que nace de un sueño, respaldado por la ciencia y la sabiduría. Creemos firmemente que con ello puede desvelarse el secreto de la eterna juventud, y retrasar el ineludible envejecimiento cutáneo, recuperando la forma natural de nuestros rasgos faciales perdidos con el paso del tiempo.
Una línea cosmética científica donde cada producto convence de principio a fin. Despierta tu belleza, y acompaña a otras personas en esa delicada valor que requiere sensibilidad, conocimiento y capacidad de escucha, pero tranquila, quizás estés sintiendo una extraña sensación de vértigo, debes saber que te acompañaremos en cada paso que des, en este emocionante y bonito proyecto ¿preparada?.
¿Alguna vez te has parado a pensar de donde vienen los rituales de belleza?, o ¿que asociaciones y creencias hay detrás para que experimentemos esa sensación de bienestar, consciente o no, una vez realizado?.
Y es que, sentirse más bella, justo después de terminar un ritual de belleza es algo que llevamos en nosotras mismas, algo que podría llamarse innato. De ahí que considere la importancia de invitarte a conocer los beneficios que aporta el cuidado de la piel, y de nuestro aspecto en general.
El nacimiento de la cosmetología
El nacimiento de la cosmetología tiene unos orígenes muy ligados al culto del cuerpo y del espíritu.
A lo largo de la historia se refleja como los egipcios (4.000 A . C) fueron protagonistas en utilizar los primeros cosméticos, además de un auténtico culto al perfume, empleaban ungüentos aromáticos y esencias con fines medicinales, asociando el ritual de belleza a un auténtico proceso de purificación espiritual.
Una buena parte de los ingredientes que hoy usamos como el aceite de oliva, el de almendra, o los extractos de lavanda, romero, rosa, aloe vera, camomila no son algo nuevo, tienen su origen en la época egipcia, y con ellos elaboraron de forma artesanal cosméticos, como por ejemplo las sales exfoliantes, elaboradas con miel, sal y polvo de alabastro, una crema antiarrugas a base de incienso, aceite de moringa, ciprés y cera. Estas afirmaciones se recogen en el Papiro Ebers (uno de los más antiguos tratados médicos conocidos).
Comenzó a dar sus primeros pasos la cosmética decorativa, con la aparición del Köhl y los primeros delineadores de ojos, además de emplearse para embellecer la mirada también su uso era como protector ocular.
Iconos de belleza de aquella época como la Faraona Nefertiti (1.370 A. C ) puso en tendencia el uso del pigmento verde en los párpados, y la Reina Cleopatra, (69 A. C) fue autora del culto hacia los cosméticos a base de leche de burra y aceites esenciales aromáticos con la finalidad de hidratar y prevenir el envejecimiento de la piel.
El papel que jugaba la cosmética al igual que lo hacía el perfume, en los actos religiosos, como durante el embasamiento de un cuerpo, era de gran importancia, un ejemplo de ello es que, en las tumbas, además de alimentos y joyas se hallaron cosméticos y aceites aromáticos.
Seshai Care, la civilización y la belleza
Y llegamos a la civilización de la Belleza, Grecia, un periodo en el que se da gran valor a la higiene personal, y es que ya usaban jabones a base de aceite de oliva o miel para mantener la piel perfectamente conservada. Tanto hombres como mujeres seguían rituales de belleza, se maquillaban, peinaban y depilaban por igual
El maquillaje por aquel entonces buscaba un cutis blanco, razón por la que usaban soluciones a base de ceras y albayalde (carbonato de plomo), pero a la larga esta mezcla producía envenenamiento, por ser demasiado tóxica, provocando intoxicaciones y que con el paso del tiempo la piel se oscureciera a causa del sol.
Durante la Época Romana cabe destacar que las mujeres de la alta sociedad disponían de “ornatrices”, unas personas especializadas en belleza y peluquería que además eran tratadas como esclavas.
Y si hablamos de rituales de belleza, uno de los mas populares llego gracias a Popea, esposa de Nerón, creadora de la poppeana, un ungüento para nutrir la piel, a base de miga de pan y leche de burra, el cual se aplicaba sobre el rostro antes de acostarse. También se ocupaban de exfoliar su piel, para darle suavidad las mujeres romanas aprovechaban lo que quedaba en el fondo de las cubas de vino (restos ácido tartárico) y se lo aplicaban a modo de peeling químico.
En la Edad Media, por primera vez, hubo un retroceso en cuanto a coquetería e higiene personal, tanto fue así que el culto al cuerpo se veía como un acto de vanidad y pecado., llegando incluso a relacionarlo con actos de brujería.
Sin embargo mantener la blancura de la piel pasó a ser en una especie de obsesión, ya que lo asociaban a bienestar económico y de salud.
Es por ello que la siguiente época se bautiza como Renacimiento, dando comienzo el auge de la cosmética como negocio empresarial al abrir sus puertas el primer laboratorio de fármacos y cosméticos en Italia por los monjes de Santa María Novella.
La tendencia de fondo seguía siendo lucir una piel blanca en cara y escote, a base de polvos de arroz, aunque la blancura ya no tenía que ser tan extrema. Se utilizaban Köhl para los ojos y sonrosaban las mejillas con matices de colorete. Cargar el maquillaje demasiado era algo que se hacía solo para esconder ciertas enfermedades.
En España data un escrito anónimo del siglo XV, que contiene una serie de recetas y recomendaciones de elaboración de cosméticos, se titula “Manual De Mujeres, se contienen muchas y diversas recetas muy buenas”
Y llegamos a Francia, siglo XVII – XVII, donde resurge con fuerza la obsesión tanto por hombres como por mujeres, por la cosmética decorativa (pelucas, lunares, exagerado maquillaje) y es que empezaba la edad de oro para la cosmética, siendo París el centro de la cultura de la estética y el perfume.
La Reina Cataliana de Medici fue quien elaboró los diferentes cosméticos que se aplicó en su matrimonio, y es lo que dio comienzo a la aparición de las primeras fábricas artesanales de origen francés. Nace también el primer instituto de belleza cuya fundadora fue Catalina Galiagi.
De forma paralela las Geishas hacían del maquillaje, un arma de seducción y en Inglaterra, la Reina Isabel I conocida por su piel blanca “puso de moda la “mascara de la juventud” que no era otra cosa que una mezcla de varias claras de huevo.
Otro giro en la historia de la cosmetología surge de la imposición moral por parte de la Reina Vitoria de Inglaterra al declarar el maquillaje como algo “descortes”, limitando el uso del maquillaje a un ligero toque de colorete, algo considerado adecuado para señoritas respetables, y restringiendo el uso por parte los hombres.
La llegada de la liberación de la mujer, durante la segunda Guerra Mundial , y su incorporación al mundo laboral promueven la apertura de los primeros salones de belleza, floreciendo de nuevo la industria cosmética que como bien sabrás, continua creciendo hasta nuestros días. Y eso es algo que celebro contigo…