Cosmética científica con filosofía coreana

Todo empieza respirando…

¿Cuántas veces hemos notado un aroma y en ese instante nos hemos sentido transportados a otro tiempo y lugar…?

Esto se debe a que el olfato se caracteriza por ser el sentido que más rápido pone en funcionamiento nuestro cerebro. Es un sentido químico,  al igual que el gusto,  y se denominan así porque detectan compuestos químicos en el ambiente, pero el sentido del olfato funciona a distancias mucho más largas que el sentido del gusto, y es 10,000 veces más sensible que cualquier otro de nuestros sentidos, por eso  el reconocimiento del olor es inmediato. Otros sentidos similares, como el tacto y el gusto deben viajar por el cuerpo a través de las neuronas y la espina dorsal para llegar al cerebro, mientras que la respuesta olfatoria es inmediata y se extiende directamente al cerebro.

Pero, ¿a que zona en concreto van a parar esas partículas aromáticas?, en el interior de nuestras fosas nasales tenemos unos receptores olfativos llamados epitelios olfatorios,  y se encargan de  enviar la información que les llega en forma de sustancias volátiles del  medio externo hacia un área del cerebro llamada  sistema límbico, que está compuesta de estructuras cuya función está relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria. La amígdala es un órgano del sistema límbico que, conecta ese aroma con una emoción, y el hipocampo relaciona ese aroma con un recuerdo de la memoria. Como esta última funciona por asociación,  no es de extrañar que creemos recuerdos ligados a ciertos aromas.

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Como curiosidades que nos ha llamado la atención por resaltar lo poderoso que puede llegar a ser el sentido del olfato, contaros que…

El cerebro retiene mejor un olor (sensaciones olfativas) que cualquiera de los otros sentidos, estudios como el de la Universidad de Rockefeller de Nueva York, revelaron que el ser humano recuerda un 35% de lo que huele, un 5% de lo que ve, un 2% de lo que oye, y un 1% de lo que toca. 

Se tarda más de 10 años en olvidar un olor, y solo 3 años una imagen.

El hecho de que cada persona desarrolle una personalidad  diferente, con recuerdos propios,  depende en gran medida del sistema límbico, y es que…  todo empieza respirando.

Una bonita historia… El origen del perfume

Perfume proviene de la unión de otras dos palabras del latín: “per” y “fumare”, que significa “por el aire”. Remontar al origen del nacimiento del perfume, nos traslada a una época llamada la “Edad de Piedra” ni más ni menos, y es que fruto de la casualidad o no… cuenta la historia que todo comenzó  cuando nuestros antepasados mientras prendían una hoguera, y añadían algunas ramas o resinas de un árbol, percibieron que desprendían un agradable aroma que nunca antes habían olido. 

Se desconoce si el hecho de que ese humo perfumado que se elevaba hacia los cielos, fuera el detonante para que  un carácter sagrado rodease al perfume a lo largo de la historia, puesto que se empleó como ofrenda a los dioses, hacia los poderes celestiales y a las fuerzas sobrenaturales, regidoras de su enigmático destino.

Lo cierto es que los perfumes han sido protagonistas en rituales religiosos en diversas culturas y épocas de la  historia llegando también a nuestros días.

Los primeros indicios datan del año 3.500 a.c , en la civilización Sumeira, la más avanzada y compleja (fueron los primeros en crear utensilios de bronce,  invención de las ruedas).  Se han encontrados manuscritos  con citas haciendo referencia a cuidados estéticos y a la perfumería,  conocimientos que Egipto supo aprovechar.

El perfume, divino en Egipto

La industria egipcia de la perfumería fue reconocida como la más fina en todo el oriente medio y más allá.

A los egipcios les encantaba perfumarse en su vida cotidiana, en las fiestas y celebraciones, tan grande fue su reputación como maestros perfumistas que, cuando Julio Cesar volvió a casa con Cleopatra después de conquistar Egipto, arrojaron botellas de perfume a las multitudes para demostrar su dominación total sobre el lugar.

Los sacerdotes tenían el cargo exclusivo de elaborar exquisitas sustancias cuyas fórmulas solo ellos conocían. Por lo general, empleaban utensilios como quemadores para difundir las intensas fragancias de mirra, resina de terebinto, gálbano, olíbano, ládano… ya no solo como parte de la ceremonia religiosa, también con el fin de aromatizar estancias para dejar de percibir olores menos gratos y también como bases de las primeras medicinas.

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Los aceites perfumados, ungüentos y pinturas también formaban parte del ritual de aseo para las estatuas sagradas. Los sacerdotes creían así obtener la protección de los dioses, y justamente esta creencia es la que explica la práctica del embalsamamiento, un laborioso trabajo de más de 60 días de duración para conservar intacto el cuerpo en sustancias imputrescibles y perfumadas como son el olíbano, la mirra, la canela, el cedro, la baya de enebro y el nardo, que eran conocidos para entrar así, al cielo de los dioses.

De esta manera se entiende el papel tan importante del perfume en aquella época donde era considerado como un símbolo de pureza y divinidad (más de 3.000 frascos con fragancias que aún conservaban su olor, se descubrieron al lado de la tumba de Tutan Kamon).

Mujeres egipcias de la alta sociedad, con unos “conos” que se colocaban en la cabeza, debajo de las pelucas. Compuestos por grasa perfumada que se fundían con el calor del ambiente aromatizando el cuerpo, algo que debía de ser muy práctico ante la falta de higiene.

De Egipto a Grecia, una nueva forma de arte

Para los griegos todo lo relacionado con la belleza y lo armonioso es bueno y de origen divino. Muestra de ello por ejemplo es, como a la hora de vender los perfumes, los griegos los promocionaban inventándose fantásticas historias sobre como nacieron las esencias provenientes del Olimpo; “La rosa, blanca y sin olor, adquirió su color rojo el día que la diosa Venus se pinchó con una espina y derramó sangre sobre los pétalos”

También usaban la combinación de esencias de plantas medicinales, para tratar ciertas enfermedades, y hoy en día esta técnica es conocida como osmoterapia.

Pero el aporte más importante que hicieron los griegos a la perfumería fue el arte en la fabricación de frascos de cerámica, donde se guardaban los perfumes. Preciosas piezas, delicadamente decoradas con representaciones de animales mitológicos, escenas simbólicas etc. En total fueron siete formas diferentes de almacenamiento, y el modelo más reconocido fue el “Lekythos “.

Aromas de Roma

Fueron perfumistas y barberos quienes salieron de una colonia Griega al sur de Italia, y se instalaron en Roma. Por aquel entonces Roma era un pueblo pobre y austero, dedicado a cuidar sus rebaños y huertos. Fueron sus sucesivas victorias militares desde donde introdujeron fragancias lejanas y exóticas como la vainilla, la lila o el clavel. Paralelamente su constante expansión condujo a la transformaron de la ciudad, en un lugar brillante y “de nivel”.

Esa misma expresión era la que usaban las damas romanas al señalar que las fragancias que usaban eran originarias de Grecia.
Las romanas tenían una forma muy curiosa de perfumarse… como por ejemplo, haciendo llenar la boca de sus esclavas con perfumes para que luego se lo arrojaran sobre el rostro y cuerpo, imitando a una especie de vaporizador humano.

La cosmética floreció como no lo había hecho antes en ningún otro lugar, apareciendo así el primer gremio de perfumistas, los influyentes ungüentari, que fabricaban tres tipos de ungüento: el sólido con un solo ingrediente como la almendra, el líquido elaborado con flores, especias y un soporte aceitoso y el perfume en polvo, hecho con pétalos de flores pulverizados a los que se le añadían ciertas especias.

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Pero al igual que los griegos, los romanos tampoco supieron medirse a la hora de perfumarse. Los soldados romanos se humectaban con fuertes fragancias, también era habitual fumigar salones, teatros, ceremonias como entierros, algunos animales, armas… y se puso de moda el agua de rosas por primera vez.

Tanto exceso alarmó a la naciente iglesia cristiana, condenando según ellos a ser “las artimañas del diablo” utilizadas por las mujeres para seducir a los hombres, la falta de humildad y pudor sumado a la caída del imperio romano produjo la casi total desaparición del uso de perfumes.

La tierra de los perfumes; Arabia

Arabia, fue conocida como “la tierra de los perfumes”, y no es para menos, ya que exportaban grandes cantidades de esencias e inciensos con la ayuda de camellos que atravesaban el desierto, para llegar a las costas del mediterráneo. Fueron ellos quienes realmente, mejor que sus antecesores, supieron asimilar y perfeccionar el legado de conocimientos de otras culturas .

Con la llegada del siglo VII se funda el Islam, y el profeta Mahoma, gran amante de los perfumes, colabora con la investigación de la civilización de nuevos aromas, naciendo así una nueva ciencia: La Alquimia.

El propósito de Alquimia es conseguir la “quinta esencia” de las plantas, extrayendo la esencia de sus propiedades. Por medio de la destilación, usando el alambique, crearon refinados perfumes como el almizcle, la algalia y el agua de rosas. Esto supuso una revolución en la manera de hacer perfumes.

Los intercambios entre Oriente y Occidente se vieron favorecidos durante las cruzadas (1096-1291) por mercaderes orientales que comenzaron a inundar el mundo con nuevos olores y especies occidentales, además de poner de moda la buena costumbre del aseo, algo que durante más adelante vuelve a decaer…

Edad Media, perfume “made in Paris”

Por aquel entonces las calles de las ciudades no contaban con alcantarillado, y podéis imaginar el desagradable olor que invadía según que calles. Por ese motivo nacieron las pomas, empleadas mayormente por la nobleza, podían ser un anillo o colgante, elaborado en oro o plata con forma de minúscula cajita o recipiente cerrado con agujeritos (algo así como un atrapa sueños). En su interior se podía encontrar esencias, hiervas o perfumes que desprendían olores agradables (como era la rosa, la lavanda, la violeta, el sándalo o ámbar) y acercárselo así a la nariz en esos momentos donde se topaban con malos olores.

A nivel histórico se produzco un hecho que marcaría la historia del perfume en Francia y a nivel mundial para siempre, y es que ese en el año, 1.190, el rey Felipe II en Francia concedió un estatuto donde se reconocía la profesión del perfumista. La aparición de las primeras escuelas de perfumistas no se hizo esperar, impartiendo cursos de cuatro años de duración para llegar a ser un Maestro Perfumista. EL primer perfume con base de alcohol de la historia se fabricó en Hungría, en el año 1370: El Agua de Hungría o L´eau Hongroise.

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El perfume durante el Renacimiento

Durante esta época se inició un redescubrimiento de la cultura greco-romana, además, la invención de la imprenta, supuso la posibilidad de imprimir y hacer copias fácilmente de tratados antiguos de perfumería, que se tradujeron en italiano y francés, con lo que se consiguió que llegara a la población permitiendo conocer como elaborar perfume casero.

Sorprendentemente, en este periodo se deja de lado la higiene y esto hace que se recurra mucho más a la perfumería para disimular el hedor corporal.

Florencia y Venecia fuero las capitales del perfume, fue en Venecia donde inspirados en antiguas técnicas orientales se elaboraron los primeros frascos de perfume en vidrio soplado. Más adelante artesanos italianos del vidrio emigraron a Alemania y Bohemia , encontrando allí un cuarzo bastante duro que les permitió realizar envases tallados que eran auténticas obras de arte.

Una curiosidad es que debido a la moda de el uso de guantes, que por su puesto como toda prenda en aquella época tenia que estar perfumada. Grasse, un pequeño pueblo al sur de Francia era famoso por la cantidad y calidad de los guantes que fabricaba. Al decidir que salieran ya perfumados de fábrica, iniciaron el cultivo de campos de mimosa, jazmín, lavanda, rosas y naranjos. En la actualidad, en esta población francesa trabajan más de 2.500 técnicos perfumistas.

De la revolución francesa hasta nuestros tiempos

Cuando la revolución francesa en 1977 llegó a su fin mediante el golpe de estado de Napoleón Bonaparte, esperanzadores tiempos impulsarían la industria del perfume, donde también se le comenzada a dar gran importancia al envoltorio, el frasco y la publicidad que se hacía del perfume tomaron fuerza, algo que hoy en día seguro que sabemos reconocer.

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CONOCIENDO EL PERFUME

Adentrarse en el mundo de los aromas conlleva el darse cuenta de la infinidad de posibilidades y variantes con la que nos vamos a encontrar . Para ir adentrándonos poco a poco, lo primero es darle al perfume una definición. Cuando hablamos de perfume hacemos referencia a “una mezcla de sustancias aromáticas, para dar un olor agradable”. Elaborado a base de aceites esenciales naturales o esencias sintéticas, un disolvente que puede ser sólido o líquido (alcohol en la mayoría de los casos) y un fijador. La finalidad es proporcionar un agradable y duradero aroma principalmente al cuerpo humano, aunque hoy en día se emplea para aromatizar estancias como son el hogar, oficinas, habitáculos reducidos como los vehículos etc.

Características de los perfumes

  • Volatilidad es el tiempo que tarda en evaporarse y va a depender del peso molecular de la sustancia.
  • Tenacidad es la propiedad de mantener el acorde original. Es decir, permanecer por un tiempo prolongado sin cambiar.
  • Difusión es la capacidad de ser fácilmente perceptible.
  • Perdurabilidades es la fijación de la molécula al sustrato, la capacidad de permanecer en la piel, tela, papel, o cualquier material en que se aplique.

La intensidad de la fragancia de un perfume, viene definida por la concentración de esencia aromática en su composición, y pueden clasificarse en cinco categorías:

  • Parfum: Perfume es la forma más concentrada de esencia, entre un 15% al 40%.
    De elevada intensidad aromática, la duración llega a las 8 horas o más y suele presentarse en frascos pequeños debido a que su uso se limita a cantidades muy pequeñas.
    Se trata de un tipo de fragancia muy duradera, perfecta para ocasiones especiales por su tenacidad y vigorosidad. Durante veladas nocturnas, eventos especiales y en estaciones del año como invierno u otoño, son idóneas ocasiones para usarlo, en cantidades mínimas, y lugares del cuerpo estratégicos como las muñecas, cuello, parte posterior de rodillas y tobillos.
  • Eau de Perfume: Concentración del 15% de esencia aromática mezclada con alcohol al 90%.
    Es la opción ideal para utilizar diariamente, por desprender un aroma equilibrado sin la parte “potente” del perfume, no obstante no quita que seamos cuidadosas a la hora de aplicárnoslo.
  • Eau de Toilette: Agua de tocador aromatizada con esencias concentradas entre el 7% y el 15%.
    Se Incluye dentro de la gama de los perfumes, pero con una composición más ligera y suave. La fragancia perdura en la piel hasta cinco horas.
  • Eau de Cologne: Con una concentración de 3% al 6% de esencias, donde predominan los aromas cítricos, los cuales se mezclan con alcohol al 70%, lo que hace que sea una ideal elección para el día a día. La frescura y delicadeza caracteriza su composición, que perdura en torno a las tres horas.
  • Splash Perfumes: Agua más ligera con un 1% de concentración, pensada para aquellas personas que optan por renovar su fragancia varias veces al día, ya que así la sensación de frescura se intensifica.
    Su duración máxima en el cuerpo es de dos horas.

Dependiendo de la llamada “nota de cuerpo”, los perfumes se agrupan en las siguientes familias.

La intención es describir o clasificar un perfume según su característica olfativa principal, pero sin denotar las características específicas del mismo.

Nota Floral

La familia floral es la materia prima más popular y con mayor trayectoria en la historia del perfume.

Empleada como esencia básica o complemento debido al amplio abanico de notas y el buen aroma de su mayoría. Abre un mundo de creaciones a los perfumistas, aunque el aroma de la flores es de los más efímeros, desde el momento en el que se corta pierde su fragancia por lo que no es fácil obtener una esencia completamente natural. Es empleada con mayor frecuencia en a elaboración de perfumes femeninos.

La familia floral puede subdividirse en ocho categorías; Soliflor, bouquet floral, floral aldehídico, floral verde, floral amaderado frutal, floral frutal y floral marino.
Dentro de la gama de flores algunas de las más características son: Violeta, jazmín, rosa, magnolia y lirio.

Se divide en tres subfamilias:

Floral clásico: Muy femeninas y románticas con rosas, jazmín, ponías, nardos, orquídeas y lirios de los valles.

Un ejemplo es Chloé e Chloé.

Flores blancas: Esencia de flores blancas puras como el jazmín, la gardenia y la fresia para crear exquisitas fragancias como es el perfume Tous de Tous.

Flores suaves: Florales clásicas como son las rosas y flores blancas junto con pinceladas polvorientas de Lirio, vainilla y un tenue toque de cítrico. Un aroma puro y suave como es el perfume de Boss Ma Vie de Hugo Boss.

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Nota Cítrica

Llamada también hespérida según la mitología griega, es aquella que basa sus aromas en la extracción de esencias que se obtienen de las pieles y cáscaras de la fruta cítrica como es la mandarina, la naranja, el limón, bergamota o el pomelo. Pueden contener también notas aromáticas florales y amaderadas por ser una deliciosa combinación.

Son perfumes efímeros porque las notas cítricas son muy volátiles y fácilmente se evaporan, es por eso que el placer que proporcionan se centra en su sensación de frescura inicial. De carácter unisex, es apropiada tanto para el género masculino como el femenino, y las estaciones más calurosas.

Una pequeña selección de perfumes cítricos:

– Escala a Potofino de Christian Dior, la fusión de notas cítricas con florales hacen de este perfume una fresca y veraniega.

– Solo Loewe de Loewe: Fragancia masculina, fresca y serena.

– Terre D’Hermés Parfum de Hermés: con esencias cítricas y amaderadas resulta un aroma inspirado en la tierra y el sol lleno de vida.

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Notas Orientales (Ambarados)

También conocido como ambarado, ya que cuentan con materias primas características del mundo árabe, como el almizcle. Su aroma nos recuerda los olores, sabores y paisajes orientales como Egipto, mostrando calidez y sensualidad ya que combinan en su mezcla de base el musgo, la vainilla, maderas y esencias exóticas.

La familia oriental es de las más complejas a la hora de trabajar, ya que requieren de un alto nivel de control para dar con el aceite esencial que buscamos. Materias como resinas, aceites balsámicos, especias como el clavo o la pimienta y plantas como el jengibre, cacao o regaliz.

Un claro ejemplo de esta familia olfativa lo vemos en la marca de perfumes Kenzo.

Se divide en tres categorías:

– Oriental especiado: Con canela, clavo de olor o nuez moscada. Lo vemos en el perfume Black Opium de Yves Saint Laurent.

– Orientales florales: Incorpora una base oriental clásica compuesta por elementos suaves y empolvados, siempre acompañados de notas de flores exóticas, como la flor de tiaré o flores especiadas.

No hay mejor ejemplo que el perfume Flower de Kenzo.

– Orientales vainilla: La mezcla de notas de vainilla y clásicas esencias ambaradas realzan el efecto de estos perfumes originales, que encontramos en el perfume de Olympea de Paco Rabanne.

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Notas Chipre

Esta familia es llamada así debido a un perfume femenino originario de Chipre, en concreto el llamado “Agua de Chipre”, llegado a ser usado también por los romanos. Ya sea en su versión masculina o femenina, se consideran al igual que los perfumes florales, con carácter y fuerza y especialmente de uso nocturno y las estaciones de otoño e invierno.

La composición más clásica de esta familia , se basa en acordes de musgo de roble (notas de madera musgo), sándalo, pachulí, bergamota y la intensidad del musgo de encina, mezclado en ocasiones con notas frutales o florales, como, por ejemplo, con el aroma del melocotón, empleado habitualmente en la creación de los perfumes de mujer. Todo ello para conseguir una base amaderada, amusgada y cítrica.

Sus dos subfamilias son:

– Chipre floral: A la composición clásica se le añaden notas florales como son la rosa, el jazmín o el muguete.

Un ejemplo es Ch Eau De Parfum Sublime de Carolina Herrera con notas de corazón florales y un fondo Chipre-amaderado, un perfume provocador y de seducción.

– Chipre frutal: Presenta un acorde de notas frutales como son el aroma a granada y algunos frutos exóticos como la manzana japonesa. Ejemplo de ello es Euphoria de Calvin Klein.

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Notas Fougére (Helecho)

Su origen se debe al perfume llamado Fougére Royale creado por Paul Parquet en 1882, cuya composición generó la base para futuras fragancias semejantes. En su composición se combina varios acordes, estando presentes notas de madera, el musgo (de roble), la lavanda, la cumarina (especie de vainilla) y salida de notas de Bergamota añadiendo además otras matices como alguna hierva dependiendo del objetivo a conseguir.

Destilan aromas frescos, húmedos, verdes y amaderados que evolucionen entre lo dulce y lo amargo a la vez.

Es una familia utilizada habitualmente para fragancias masculinas, por lo que resulta extraño verla en perfumes para mujer.

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Notas Madera

Gran similitud hacia las características de la familia floral, ya que resulta de un elemento natural, como es la madera. Como resultado, se obtienen perfumes muy diversos y variados, que tradicionalmente han estado asociados a los hombres, pero que cada vez se utilizan más para los perfumes femeninos.

Dependiendo del resultado que se busque obtener, se pueden utilizar maderas frescas y ligeras de árboles como el pino, el cedro, vetiver, papyrus, o bambú, u otras más cálidas y románticas como el sándalo, pachulí, gaiac, higo o el roble. Se asocia muy bien con aromas cítricos.

Principalmente este tipo de perfume está pensado para un público masculino aunque paulatinamente se va introduciendo en el de la mujer.

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Notas Aromáticas

La mayoría de los perfumes de esta familia son masculinos. Los acordes principales se centran en las hierbas aromáticas; lavanda, geranio, albahaca, comino, romero y salvia. Estos aromas se complementan con notas amaderadas. A veces, las fragancias aromáticas incluyen matices de musgo, pachuli y notas balsámicas, que aportan calidez a la composición.

Su carácter es vital, asertivo y tenaz. Evocan lucidez, vigor y familiaridad.

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Notas Cuero

Se trata de una familia alejada del resto de matices olfativos tradicionales, por lo que resulta al mismo tiempo original y le ha valido para constituirse como una familia olfativa propia.

Los perfumes con aroma a cuero suelen estar compuestos también por otros aromas de madera, atabacados, ahumados o amusgados, obteniendo como resultado perfumes discretos, sobrios y elegantes. A medio camino entre la fragancia masculina y la femenina.

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La pirámide olfativa

Cuando llega un aroma a nosotros, lo hace mediante un lenguaje peculiar y la manera en la que se expresa cambia por momentos, la receta aromática de una fragancia compuesta por un equilibro de ingredientes o notas de perfume (acordes) y sus diferentes proporciones es lo que va a dotar de una identidad única al perfume. Pero no os asustéis, es un método de análisis y clasificación de las fragancias sencillo.

Los rasgos principales de las tres capas diferentes se clasifican en:

-Notas de Salida. Son las primeras notas que se aprecian en la mezcla. Son efímeras y ligeras, pasados 15 0 30 minutos se volatilizan, por eso nos llegan y se van enseguida y dejamos de percibirlas. Son los primeros acordes de un perfume que la persona experimenta cuando se aplica en la superficie de la piel dejándonos una primera impresión generalmente potente .

Principalmente destacan en su composición componentes cítricos, verdes y flores blancas con efectos olfativos frescos y etéreos.

– Notas de Corazón. Tiene los ingredientes principales de la fragancia y determinan el verdadero espíritu del perfume, aportan el carácter y armonía. Suelen durar hasta dos horas y suelen predominar aldehídos, frutas, flores y especias que confieren volumen, riqueza y exotismo. Son aromas que pueden llegar a constituir el 50% de la fórmula.

– Notas de fondo. Las notas que forman parte de la fase más madura de un perfume, las menos volátiles y de tipo balsámico. Tardan en percibirse y su función es fijar los componentes de las notas anteriores, proporcionando estabilidad y profundidad a la mezcla, así permiten que el aroma perdure más de ocho horas e, incluso, hasta el día siguiente.

Proceden de maderas y resinas, como el sándalo o el ciprés, pachuli, vetiver… notas bases que enriquecen la fórmula como las amaderadas, orientales y embaradas.

Son la esencia real del perfume, surgen al final de la evaporación y se entremezclan con el olor de la piel, cambiando radicalmente de una persona a otra.

Un perfume fresco será menos duradero que un perfume cálido, porque esa frescura procede de ingredientes más volátiles y las sensaciones de mayor intensidad resultan menos efímeras.

Dentro de lo que es esta clasificación en tres niveles, si profundizamos en ella podríamos hablar de variantes , por ejemplo, dentro de las notas altas, tenemos al limón, pero también se encuentra la naranja dulce, que es una nota alta-media.

Descubriendo Los Ingredientes

Los perfumes son mezclas de sustancias aromáticas, de origen natural (aceites esenciales) o esencias sintéticas (productos orgánicos). Hay una gran variedad de esencias de origen vegetal y se encuentran en diversas partes de la planta como son las flores, los frutos, las semillas, raices

Las esencias de origen sintético suelen ser productos orgánicos tales como hidrocarburos, alcoholes, aldehídos, cetonas, ésteres alifáticos y aromáticos.

En todo caso la composición de un perfume incluye al menos de 20 a 30 componentes, incluso algunos perfumes alcanzan a tener más de 100 esencias. Resulta sorprendente saber que un perfumista debe tener más de mil referencias y hacer de ellas una acertada y cuidadosa selección a la hora de crear un perfume.

También encontraremos un disolvente que puede ser líquido o sólido, que frecuentemente es alcohol etílico y un fijador. La cantidad de alcohol depende del tipo de preparación al que vaya dirigido, pero es frecuente que la mezcla se deje envejecer durante un año. Los fijadores que aglutinan las diferentes fragancias incluyen bálsamos, como el ámbar gris por ejemplo.

Al aplicarse el perfume sobre la piel, el calor del cuerpo evapora el alcohol rápidamente dejando las sustancias aromáticas, que se disipan gradualmente en función de las volatilidades relativas de cada una de ellas durante varias horas, desprendiendo un delicioso aroma.

¿Cómo se extraen los aceites esenciales?

Destilación

Es el método más empleado ya que funciona realmente bien con maderas aromáticas, flores, plantas y hiervas, aunque es importante aclarar que no de todas las plantas se pueden extraer esencias, ya que no todas desprendes fuertes aromas. Mientras más en la superficie estén las glándulas de las plantas, el perfume de éstas será más intenso.

La destilación se puede hacer de dos formas: en agua o en corriente de vapor.

El procedimiento se realiza mediante un instrumento llamado alambique. Se consigue extraer el aceite esencial machacando la parte vegetal que lo contiene, las raíces, hojas, flores y determinadas cortezas que quedaran en el interior del alambique. A continuación se le añade agua con la idea de que quede impregnada con el aroma de los vegetales. Es conveniente no poner la materia en contacto directo con la caldera, por ello se coloca en sacos o en un vaso con forma de criba que se dispone en el centro de la cucurbita.

Se deja transcurrir un tiempo de maceración, para ahora sí destilar, el vapor de agua arrastra los elementos aromáticos hacia una columna de destilación, donde son enfriados y recogidos en un vaso en el que se separan fácilmente el agua y la esencia. Para dejarlo más claro, de lo que se trata es de separar los elementos volátiles (aceites esenciales) de los componentes sólidos.

El agua sobrante arrastra consigo un poco de esencia en disolución o en suspensión por lo que se vuelve a enviar al alambique para aprovecharla en operaciones sucesivas. Plantas como el Romero, Lavanda, sándalo, mimosas y tomillo son algunos ejemplos.

Compresión

Este método se utiliza para los frutos de cuya corteza se exprimen sus esencias tras agujerearla y comprimirla mecánicamente, el extracto que se obtiene se filtra sobre papel mojado para separar las partes acuosas de los aceites esenciales. Muy conveniente en la sidra, la naranja y la bergamota.

Enfleurage

El procedimiento extractivo de disolución sirve para ciertas flores delicadas; utilizando para ello ciertas sustancias grasas que tienen la propiedad de absorber los aceites esenciales por contacto.

Si se procede a la temperatura ordinaria, la operación se llama enfleurage como ocurre con la vara de Jesse y el jazmín. Consiste en impregnar las sustancias aromáticas en grasa y después extraer el aceite oloroso con alcohol.

También se utilizan compuestos químicos aromáticos

Maceración

Se realiza mezclando en unas granes calderas las flores con agua, también puede realizarse con otras partes como la raíz o la corteza de un árbol y dejar la mezcla en exposición durante un tiempo prologado con el fin de que suelten el olor.

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